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Saqueo y Despojo en Nicaragua |
24 Mayo 2016 | ||||||||
La Moskitia Nicaragüense ubicada en la Costa Caribe del país centroamericano es el Territorio Tradicional de los Pueblos Indígenas Mískitu, Sumu-Mayangna y Rama y de las comunidades afro descendientes (Garífuna y Creole) quienes junto con una parte de la población mayoritaria nacional, la Mestiza conviven en forma pacífica y en armonía con la naturaleza y sus elementos de la Región. Este Territorio Tradicional no ha sido conquistado durante la invasión y colonización europea a partir del siglo XV a pesar de las numerosas expediciones, en particular las españolas. A través del tiempo, esta región siempre ha poseído cuantiosos recursos naturales contenidos en sus bosques, suelos, subsuelos, fauna y plataforma marítima. No obstante, a partir del año 1894 con la anexión militar de la Moskitia a la República de Nicaragua se ha aparecido la presencia de empresas transnacionales de capital norteamericana en la región realizando las actividades de explotaciones de madera, oro, banano, chicle y mariscos. Estas actividades económicas de carácter extractivista y de tipo de enclave por su modelo e infraestructura productiva cubrieron hasta el año 1979, con la irrupción de la Revolución Sandinista en el país. Empero, durante el primer período del Gobierno Sandinista en los años 80 se había paralizada la actividad del saqueo de las riquezas, básicamente debido al conflicto armado imperante en la región y únicamente se ha reanudada bajo los gobiernos liberales de la década de los años 1990 ahora por parte de grupos nacionales asociados con empresas extranjeras.
Ya durante el segundo período del Gobierno Sandinista asumido a partir de 2007 y casi paralelo con el proceso de Demarcación y Titulación de los Territorios de los Pueblos Indígenas y Afro Descendientes, se inició la aparición de grupos de saqueadores de recursos naturales, primero extrayendo y acopiando las madereras preciosas, especialmente la caoba y cedro real de los Territorios Indígenas. Posteriormente, estos grupos adinerados involucraron a los colonos (invasores y traficantes de tierras indígenas) provenientes del resto del país para la tala de bosques a fin de extraer todas las maderas preciosas de los áreas indígenas de la Región. Con el tiempo, la presencia y la actividad de los colonos invasores se hizo de forma masiva, estos llegando de todas las zonas de la geografía nacional invadiendo las tierras ancestrales, saqueando los bienes comunales y depredando los hábitats de los pueblos indígenas en toda la Moskitia. Con la deforestación de los bosques, los grupos de colonos invasores ahora financiados por los ganaderos y terratenientes nacionales se dedicaron a usurpar grandes extensiones de las tierras indígenas, sembrando pastos, cercando potreros e introduciendo grandes cantidades de ganado vacuno. Mientras los terratenientes acumulando grandes extensiones de tierras indígenas para fines de impulso de megaproyectos y de inversiones a futuro. A la par de la actividad de ganadería mayor, otros grupos de colonos patrocinados por la Empresa Minera HEMCO con sede en la región se ha dedicado a la actividad de extracción de oro aluvional de los ríos y otras zonas indígenas. A todas luces, estas actividades extractivas se ejecutan en prejuicio directo de los derechos y la existencia misma de los pueblos indígenas.
Ahora bien, a pesar que en Nicaragua, la propiedad comunal es reconocida en la Constitución Política junto con las demás tipos de propiedades, al mismo nivel y carácter de respeto y oportunidad que las otras, en la práctica este reconocimiento no cubre la seguridad jurídica existente en el país en cuanto a los bienes de los pueblos indígenas y afro descendientes. En efecto, la invasión y la usurpación de las tierras ancestrales y el saqueo de los bienes comunales, y la depredación ambiental de parte de los colonos ocurren a la vista y a la pasividad del Gobierno y sus instituciones. De forma tal, para nuestras comunidades indígenas existe una clara complicidad del Gobierno con la actividad ilegal de los colonos y sus patrocinadores. Es evidente, los grupos de colonos han actuado contando con cierto apoyo político y material de parte de las instituciones del Gobierno y de su partido en la región, quienes brindan reconocimientos y facilitan infraestructuras en sus actividades y asentamientos. Igualmente, se ha conocido que funcionarios y activistas de los Gobiernos Regionales y miembros de partido oficial en la región están involucrados en la venta ilegal de tierras indígenas. Además, los grupos de colonos cuentan con armas de guerras y se movilizan y realizan sus ataques armados en contra de las comunidades, de forma impune y aun con el previo conocimiento de las fuerzas de orden y de defensa del país localizadas en la región. Por consiguiente, para las comunidades indígenas, los grupos armados de colonos dirigidos por ex militares son y actúan como fuerzas paramilitares en su contra.
Resulta que, la invasión y la ocupación de los colonos conllevan toda una política de colonialismo interno, mediante un agresivo proceso de avance de la frontera demográfica y agropecuaria y a la vez una colonización de los territorios de los pueblos indígenas y afro descendientes que envuelve una política de desaparición de las culturas y las mismas comunidades. El Gobierno y su Partido al tratar de imponer una llamada cohabitación de las comunidades con los grupos de colonos promueven la legitimidad y el reconocimiento legal de estos invasores, y con el tiempo el etnocidio de los pueblos indígenas. Ante esta cruda realidad de agresión y amenaza a la misma existencia y memoria histórica nuestros pueblos indígenas, se encuentra hoy como ayer en lucha por la supervivencia y dignificación a través de la defensa de sus territorios ancestrales, cuyas existencias remontan anterior a la misma Nicaragua, como Republica. Esto es, la resistencia ante el avance del plan gubernamental de colonización teniendo como punta de lanza a los colonos invasores con el patrocinio de los adinerados junto con sus megaproyectos bajo su modelo extractivista de los bienes comunales y la usurpación de las tierras ancestrales. Es reto es nuestra supervivencia como pueblos y no podemos fallar en la lucha. Así sea. |